Los gours son espeleotemas con forma de diques de calcita que se desarrollan en pendientes por las que desciende una circulación laminar de agua más o menos continua. Por ello se suelen desarrollar de forma escalonada, y cuanto mayor sea la pendiente mayor altura pueden adquirir. En cuanto a su origen, éste se suele explicar por la existencia de irregularidades o materiales sobre la superficie rocosa que obstaculizan el flujo laminar de agua, provocando turbulencias que permitirán la precipitación del carbonato cálcico y su acumulación en diques.
El tamaño de los gours puede ir de unos cuantos milímetros (microgours) a varios metros, y mientras presenten cierto tipo de actividad conservarán agua embalsada en su interior, que en ocasiones puede superar el metro de profundidad. En nuestras exploraciones por el Karst de Izarraitz los mayores gours que hemos localizado se encuentran en la cueva del Viento, en la cabecera del valle del Kilimon.
Los gours son espeleotemas relativamente numerosos en nuestras cavidades, y prácticamente son inevitables en la mayoría de ellas. A su vez, lo habitual es encontrarlos formando conjuntos sobre superficies más o menos inclinadas, aunque a veces la pendiente puede ser mínima, cercana a la horizontal. Sin embargo, ocasionalmente encontramos curiosos gours solitarios que adornan algunos rincones de nuestras cavidades y que merecen toda nuestra atención, pues todos ellos albergan alguna peculiaridad y nos pueden dar alguna información.
Gour solitario de forma rectangular de una cavidad del Karst de Arno. En este curioso gour de cuatro lados se observa claramente que es el lado izquierdo el que recoge el agua de la pequeña colada que desciende hacia él, al estar libre de un dique de calcita. En cada uno de los otros tres lados ya encontramos su correspondiente dique de calcita que cierran completamente el gour y permiten el embalsamiento de agua. La explicación de este gour de tres diques reside en su emplazamiento sobre un pequeño altillo que provoca que el agua que entra por el lado izquierdo se precipita por tres vertientes, lo que a su vez permitió la formación de tres diques. |
En algunas de nuestras cavidades encontramos llamativos suelos de gours que, además de su espectacularidad nos informan de la evolución y origen de las mismas.
En el caso de la cueva de Aitzbeltz nos encontramos cerca de su entrada un suelo de gours de escaso desarrollo con forma de cordones que atestiguan que la cavidad en su origen funcionó como un sumidero que en su última etapa apenas si pudo mantener una pequeña circulación laminar de agua. Los cantos rodados no calizos que encontramos más adelante en el interior de la cavidad también vienen a ratificar este funcionamiento, pues proceden de terrenos exteriores a la misma.
Pero hablando de suelo de gours, el ejemplo más espectacular que hemos encontrado dentro del Karst de Izarraitz se localiza en la primera sala de la sima de Ekain. La concentración de gours que encontramos en esta sala merece especial mención, así como su curiosa presentación hoyando la totalidad de la gruesa capa estalagmítica que cubre su suelo.
Normalmente consideramos que un gour es activo si presenta algún embalsamiento de agua durante parte o la totalidad del año, en caso contrario lo consideramos fósil. Suponemos que estos pequeños embalsamientos de agua han sido fundamentales para abastecer a los animales y seres humanos que durante milenios han albergado nuestras cavidades. Es más, en la actualidad los espeleólogos todavía pueden confirmar ese uso. Un claro ejemplo de esta utilidad del agua de los gours lo encontramos en la cueva de Aitzbeltz, pues estamos convencidos que los numerosos osos que se refugiaron en esta cavidad aprovecharon los valiosos recursos de agua que encontraron en su interior; así como los hombres primitivos que la habitaron.
Dada la semejanza de los gours con pequeños estanques de calcita, algunos otros fenómenos espeleogenéticos que encontramos en nuestras cavidades pueden llevarnos a alguna confusión. Dentro de la sima de Arrazto encontramos una antigua marmita calcificada en el lecho de un ya desaparecido arroyo fósil que muestra algunas semejanzas con los gours.
Antigua marmita de un arroyo fósil de la sima de Arrazto. Además de aparecer totalmente calcificada presenta una extensa visera de calcita que la cubre en gran parte. |
El estudio de los gours en el Bajo Deba forma parte de otros artículos que hemos publicado en la web sobre los espeleotemas de esta zona. Podéis conocer más sobre los aspectos geológicos del Bajo Deba en los siguientes enlaces: Espeleotemas del Bajo Deba (1): estalactitas, estalagmitas y columnas y Espeleotemas del Bajo Deba (2): estalactitas tubulares.