En este artículo vamos a hablar sobre la protohistoria de Elgoibar. La protohistoria es el periodo intermedio entre la prehistoria y la historia, del cual no se poseen fuentes escritas directas, sino indirectas. Las fuentes para su estudio son casi en su totalidad arqueológicas, aunque también se poseen tradiciones orales.
Tres hallazgos protohistóricos en Elgoibar: El hacha de Morterika, la mina de Talaixa y el poblado de Moru
En 1975 un miembro del Grupo Espeleológico Morkaiko de Elgoibar encontró una antigua y desconocida mina en el barranca de Morterika, cerca del caserío Talaixa. El considerable desmonte en el que se abría la boca de la mina parecía indicar una explotación inicial a cielo abierto y una posterior en galería subterránea. Además, los lucernarios u oquedades abiertas en las paredes para colocar los candiles con que se iluminaba la galería, parecían indicar la utilización de técnicas romanas en su excavación.
En 1988 se localizó casualmente un hacha de bronce de talón y dos anillas en el lecho del arroyo que circula por el fondo de la barranca de Morterika, a menos de 200 m de la mina de Talaixa, que se atribuyó a la Edad del Bronce Final o inicios de la Edad del Hierro, con unos 3.000 años de antigüedad.
En 1991 se dio a conocer el descubrimiento de un poblado de la Edad del Hierro en la cima del monte Moru, también cercano a la barranca de Morterika y también localizado en la misma margen del río Deba.
En apenas 15 años habían aparecido en las cercanías de Elgoibar tres elementos que situaban a nuestro municipio en plena protohistoria o historia antigua. Desde entonces se han realizado diversas investigaciones sobre estos elementos, todavía muy limitadas, que esperamos se amplíen en un próximo futuro para poder llegar a unas conclusiones que de seguro van a ser sorprendentes.
De entre estas investigaciones debemos destacar la que se publicó bajo el título de: “Aproximación a la Edad del Bronce en la Región Cantábrica” de Pablo Arias Cabal y Angel Armendáriz Gutiérrez, pues en su estudio citan los tres elementos de Elgoibar y apuntan una posible relación entre ellos. De sus autores podemos señalar la relación personal que tuvimos con Angel Armendariz, al que acompañamos personalmente hasta la barranca de Morterika y con el que compartimos la información que poseíamos en aquel momento sobre los hallazgos en la zona. Pero para comenzar nos centraremos en lo que podemos concluir del hacha de Morterika basándonos principalmente en sus investigaciones.

Fotografía aérea de la margen izquierda del río Deba a la altura de Elgoibar, con la localización de los tres hallazgos citados en esta noticia.
El hacha de Morterika se encontró semienterrada en el curso del arroyo que recorre la barranca del mismo nombre. Se trata de un hacha de bronce de talón muy desarrollado y dos anillas laterales, con una corta hoja corta sin nervaduras y filo de contorno redondeado. Es un hacha fundida en molde bivalvo, de pequeño tamaño y poco peso. Además, en el momento de su hallazgo sólo se conocía otro ejemplar parecido hallado en la provincia de Gipuzkoa, concretamente en Arrasate.
Por los datos que aportan de la composición del metal de esta hacha sabemos que su metal contiene un 69’70 % de cobre, un 28’55 de estaño y un 1’37 de plomo. El resto son diversos materiales en cantidades muy pequeñas.
En la península Ibérica, las hachas de talón y anillas son típicas del Bronce Final, y son frecuentes en Portugal, Galicia y Asturias, mientras que en Cantabria y el País Vasco sólo han aparecido algunos ejemplares.
En cuanto al uso que pudo tener el hacha de Morterika, quizás su localización fuera de contexto en las aguas de un arroyo puede ser algo no casual, sino la confirmación de que era una ofrenda realizada en un lugar sagrado. El uso de objetos metálicos, principalmente armas, como ofrendas a divinidades o difuntos que se abandonaban en ríos, lagos y otros medios acuáticos es algo plenamente documentado en numerosos lugares de Europa, sobre todo en el Bronce Final. En Galicia también se encuentran notables ejemplos de este rito o ceremonia, pero a lo largo del Cantábrico el hacha de Morterika sería el único caso que apunta hacia ese fin. Además, si tenemos en cuenta que algunos enterramientos de esta época parecen indicar que las minas también gozaban de ese estatus de lugar sagrado, seguramente relacionado con el inconmensurable valor que se concedía a los metales, la localización del hacha de Morterika junto a una mina de calcopirita tampoco sería casual. Dentro de la tradición celta se consideraban sagrados muchos lugares naturales: ríos, lagos, montes, roquedos, árboles… Incluso el hacha de dos anillas de Arrasate también fue localizada en la cima de un monte, un lugar fuera de contexto pero probablemente sagrado. Como conclusión, las dos hachas de bronce de talón y dos anillas halladas en Gipuzkoa se consideran votivas, elaboradas con una finalidad de ofrenda a las divinidades o a difuntos.
En esta historia, la mina de Talaixa y el hacha de Morterika poco más pueden dar de sí; pero estamos convencidos de que el poblado de la Edad del Hierro del monte Moru nos ofrecerá numerosas respuestas, incluso sobre los dos elementos anteriores. Sólo esperamos que a la mayor brevedad posible se aborde la excavación de este poblado situado en pleno corazón del País Vasco, en el límite entre Bizkaia y Gipuzkoa y sobre el valle del Deba, el acceso natural más directo a la Llanada Alavesa.

Vista del monte Moru por encima del Barrio de San Roque de Elgoibar.

Vista de Elgoibar desde la cima del monte Moru. Fotografías: Angel Mª Tobajas

Visita de la Sociedad Montañera Morkaiko al poblado del monte Moru el 10 de noviembre de 2018. Fotografía: Evaristo Rodríguez
Para más información sobre la protohistoria de Elgoibar:
- En esta página Web descargar de esta misma sección de Noticias, desde la titulada: Publicaciones sobre espeleología en Elgoibar, el PDF “Bajo el suelo de Elgoibar por cuevas, minas y túneles”
Angel Mª Tobajas - También consultar la noticia: “La mina de Talaixa”
- En Internet: “Aproximación a la Edad del Bronce en la Región Cantábrica” de Pablo Arias Cabal y Armendariz Gutiérrez
Autor del artículo: Angel Mª Tobajas, Morkaikoko Leizarpe Espeleologia Taldea