Durante las labores de prospección espeleológica llevadas a cabo estos últimos años en el municipio de Mendaro hemos podido constatar la alteración de diversas simas y cuevas debido a eventos catastróficos de origen natural como aquellos relacionados por la intervención humana. En este artículo recopilaremos información de las principales cuevas de Mendaro afectadas por derrumbes, desplomes y hundimientos de origen natural (meteorización, movimientos sísmicos, etc…).

En dos grandes cavidades de Mendaro, como son las simas de San Bartolomé y de Arrazto, encontramos sendas galerías ascendentes finales que presentan acumulaciones de grandes bloques. Especialmente espectacular es la gran galería-rampa final de la sima de San Bartolomé cuya escalada entre bloques todavía no hemos concluido. Como en las cavidades anteriores, los grandes bloques de estas galerías evidencian desplomes generalizados cuyo origen no podemos determinar.

Desplomes en cuevas de Mendaro: cueva de Aitzbeltz

Otro caso de obligada mención es el de la cueva de Aitzbeltz, aunque en ella no encontremos ni un solo bloque desprendido de sus sólidas bóvedas, sino una serie de fracturas que atestiguan algún tipo de violento movimiento telúrico. Nada más acceder a la boca de la cavidad podemos observar en las columnas de su lado izquierdo un serie de fracturas que parecen indicar un hundimiento del suelo o elevación de la bóveda, que en el caso de la columna mayor ha producido una grieta que se abre hasta más de 5 centímetros, pudiéndose observar en su interior una hilera de espeleotemas que, a su vez, nos orientan sobre su antigüedad.

Desplomes en cuevas de Mendaro: Aitzbeltz

Vista de las numerosas fracturas que muestran los pilares de roca que se localizan en el lado izquierdo de la boca de la mítica cueva de Aitzbeltz.

Desplomes en cuevas de Mendaro: Aitzbeltz

Formación de estalactitas visible en el interior de una de la fracturas de los pilares de la boca de Aitzbeltz, que atestiguan su antigüedad.

Fractura observable en la bóveda de la entrada de la cueva de Aitzbeltz.

Si se dio el caso de que los movimientos que provocaron estas fracturas ocasionaron algún desplome en el inicio de la bóveda de la boca, actualmente no se observa ningún bloque caído, pues todos se habrían precipitado por la empinada ladera en la que se abre la cavidad. Ya en el interior de la cueva, a unos 50 metros de la boca, podremos contemplar la fractura que afecta perpendicularmente a la totalidad de la bóveda de la galería, atravesándola de un lado a otra. Además, esta grieta que se adentra en el interior de la roca durante más de seis metros visibles se ha abierto con un movimiento de tijera que ha originado que al nivel de la bóveda la fractura tenga más de un metro de anchura, cerrándose posteriormente según se va ascendiendo por el interior de la roca. Podemos apuntar que en la mitad del lado derecho de esta gran grieta se han formado varias coladas de gran desarrollo que descienden desde su extremo superior hasta alcanzar el suelo de la galería, originando varias columnas en su último tramo, en que la colada atraviesa el vacío de la baja galería. Quizás estas coladas y columnas podrían servir para datar el origen de esta grieta, pues ella es la que ha propiciado su formación.

Vista de la gran falla en la bóveda de la cueva de Aitzbeltz, que ha sufrido un desplazamiento en tijera, con más de un metro de separación al nivel de la bóveda y cerramiento progresivo según vamos ascendiendo por ella.

Vista del otro extremo de la gran falla de la bóveda de Aitzbeltz, en el que las filtraciones han formado hermosas coladas y colgaduras que llegan a formar hasta columnas cuando alcanzan el suelo de la galería. Quizás estas formaciones podrían servir para datar la falla.

Aparte de las fracturas que se observan en las columnas y bóvedas de Aitzbeltz, otra destrucción generalizada que se observa en su interior es el de numerosas estalagmitas que aparecen rotas y tumbadas sobre el suelo, principalmente en la segunda mitad de la cavidad, entre la sala de la Mesa Redonda y la sala de las Coladas. Pero dado que la mayoría de ellas aparecen totalmente cementadas e integradas en las coladas del suelo, podemos deducir que su rotura acaeció hace muchos miles de años. Una rotura tan generalizada de estos espeleotemas de gran tamaño a nivel del suelo, difícilmente se puede atribuir a un movimiento sísmico. Nos inclinamos más a buscar su origen en el trasiego de osos de las cavernas que sin lugar a dudas se dio en esta caverna desde hace unos 200.000 años hasta hace unos 25.000, y del que también serían fruto las numerosas oseras y marcas de zarpazos que se localizan en su interior. Debemos pensar que unas musculosas moles que podían alcanzar hasta los 500 kilogramos de peso, difícilmente podían desplazarse sin tropiezos por una galería de medianas dimensiones, que en el mejor de los casos se acerca a los 10 metros de anchura, si esta aparecía salpicada de numerosas estalagmitas de 20 a 30 centímetros de diámetro y más de un metro de altura. En este caso, bien podemos describir el efecto de los osos con el símil de como un elefante en una cacharrería, y a la larga la galería quedó expedita para sus desplazamientos.

Vista de una de las numerosas estalagmitas tumbadas y cementadas que salpican el suelo de la cueva de Aitzbeltz.

Gran estalagmita tumbada, en el lado derecho, localizada en la sala de las coladas de la cueva de Aitzbeltz.

Detalle de uno de los numerosos fragmentos de estalagmitas tumbadas y cementadas que se encuentran en el suelo de numerosos rincones de la cueva de Aitzbeltz, que parecen testificar una antigua y generalizada destrucción de las mismas, en nuestra opinión, provocada por el paso de osos de las cavernas.

Durante las labores de prospección espeleológica que están llevando a cabo estos últimos años en el municipio de Mendaro; en su mayoría, para localizar todas sus cavidades y evaluar sus posibilidades y patrimonios, el reconocimiento de posibles desplomes de sus bóvedas es algo que ya forma parte de sus análisis. Al parecer y según las observaciones realizadas, todo apunta a que las bóvedas de los umbrales de las cavernas son las zonas más sensibles y proclives a sufrir desplomes. Seguramente, que la capa de roca de la bóveda en esa zona sea más delgada y que además esté sometida más directamente a la meteorización por fenómenos atmosféricos, cambios de temperatura, vegetación, animales y otros, tienen mucho que ver en ello. Y si a esto le añadimos el efecto de hipotéticos terremotos podemos concluir que las entradas de las cavidades son sus zonas con mayor riesgo de sufrir desplomes.

Otros derrumbes en cuevas de Mendaro: cueva de Aitzkoltxo

Para terminar debemos señalar que el tema de los desplomes en cavernas debidos a movimientos sísmicos también se baraja entre los arqueólogos, y que incluso apuntan al magdaleniense para situar algún evento de este tipo. A tal conclusión están llegando tras los increíbles hallazgos que han realizado justo bajo los bloques que se amontonan junto a la entrada de la cueva de Aitzkoltxo, al amparo de una larga visera. Dada la importancia de los dos objetos hallados últimamente, un bastón mutiperforado y un colgante, ambos grabados y del magdaleniense, el lugar de su localización ha dado que pensar en la posibilidad de algún desplome de la visera de la cueva que sepultara y, en la práctica, protegiera este par de objetos tan excepcionales del arte mueble paleolítico.

Desplomes en las cuevas de Mendaro: Aizkoltxo

Aspecto que ofrecía la visera de la cueva de Aizkoltzo antes de su excavación arqueológica y, por tanto, antes de localizar bajo los bloques que se apilaban bajo ella las dos piezas de arte mueble prehistórico más significativas del Bajo Deba, a saber: el bastón magdaleniense multiperforado y decorado de Aizkoltxo y el colgante magdaleniense grabado de Aizkoltxo.

 

Bastón magdaleniense multiperforado de Aizkoltzo

Colgante magdaleniense grabado de Aizkolxto

Tras el descubrimiento de estos dos ejemplares del magdaleniense bajo los bloques de la visera de la cueva de Aizkoltxo, esta cavidad de Mendaro se ha convertido en un referente del arte mueble paleolítico a nivel europeo y mundial.