Dentro de la gran variedad de espeleotemas que encontramos en nuestras cavidades, algunas son prácticamente desconocidas o pasan totalmente desapercibidas. Sin lugar a dudas, un claro ejemplo de estos raros espeleotemas lo constituye el reticulado, una formación de calcita que a pesar de no ser tan excepcional en la bóveda de algunas galerías, debido a su escaso tamaño o desarrollo no llega a llamar la atención de los visitantes o exploradores. Sin embargo, desde que en 2018 Evaristo Rodríguez, uno de los espeleólogos del Morkaikoko Leizarpe Espeleología Taldea, encontró y fotografió el más bello y grandioso ejemplo de reticulado que hemos localizado en el karst de Izarraitz, siempre hemos tenido presente que teníamos que dar a conocer este increíble ejemplo de reticulado.
¿Cómo se forma un reticulado?
En cuanto a la información que hemos encontrado sobre este espeleotema, debemos indicar que es una formación de calcita o carbonato cálcico con forma de panal, cuyo desarrollo se realiza a expensas de las grietas más o menos perpendiculares que cuartean los techos de algunas cavidades. En primer lugar, estas grietas se rellenan con los depósitos de calcita que va dejando el agua saturada de carbonato que va filtrándose por ellas. Posteriormente, la roca caliza se va disolviendo por la erosión mientras los rellenos de calcita permanecen, ya que son menos erosionables. Así, el resalte del reticulado se irá haciendo más pronunciado hasta adquirir el aspecto de un gigantesco panal mineral.
Angel María Tobajas, Morkaikoko Leizarpe Espeleologia Taldea
Fotografías: ©Evaristo Rodríguez