El Grupo Espeleológico Morkaiko Leizarpe revela la existencia de marcas de zarpazos de osos en cuevas del Bajo Deba

Durante los últimos años los espeleólogos de Elgoibar han podido constatar la presencia de marcas de zarpazos de osos en cuevas de Deba y Mendaro, además de constatar también que estas marcas en nuestras cavidades son más habituales de lo que se pensaba. Sólo es necesario un minucioso examen de las paredes de nuestras cuevas para encontrar estas marcas más o menos difuminadas. Pero lo que más asombro les ha causado ha sido el descubrimiento de lo que parece ser un amplio panel de enormes zarpazos que a veces aparecen superpuestos incluso perpendicularmente. Entre ellos todos los zarpazos destaca un gran zarpazo vertical de 40 centímetros de longitud y 20 de anchura.

Panel de grandes zarpazos de oso en una cueva del Bajo Deba.

Para explicar cómo es posible que los zarpazos hayan originado unas hendiduras tan visibles en la dura pared de roca de una cueva, apuntan que la pared aparece recubierta por una oscura costra de carbonato y arcilla relativamente fácil de rayar.

Osos en el Bajo Deba

Dos oseras u hoyos de hibernación de una cueva del Bajo Deba.

En cuanto al tipo de oso que ha podido dejar estas marcas, debemos tener en cuenta el oso de las cavernas y el oso pardo cantábrico, aunque el verdadero habitante de las cavernas sería el primero, tal y como deja patente su popular nombre. Se calcula que hace unos 200.000 años hizo aparición el oso de las cavernas en nuestras cavidades, donde principalmente buscaba refugio para hibernar en lo más profundo de ellas. Como testigos de estos lugares de hibernación encontramos en el suelo de algunas cuevas unos hoyos u oseras que excavaron los osos para pasar su largo letargo invernal. Posteriormente depositaban en su fondo ramas, hierbas y musgo confeccionando una especie de cama que hacía más cómoda la hibernación. Al parecer, los osos de las cavernas desaparecieron hace 24.000 años debido a que su competencia con los seres humanos por el territorio y por las cuevas se agudizó hacia el final de la última glaciación.

Pared de la Peña de Atxuri vista desde la calzada que rodea el monte Aitzbeltz de Mendaro

En comparación con los más de 500 kg de media que pesaba el oso de las cavernas, los 180 kg que alcanzan los machos más grandes del oso pardo cantábrico parecen evidencia suficiente para atribuir la autoría de las grandes marcas de zarpazos a osos de las cavernas.

Geoparque del Karst del Bajo Deba. Patrimonio arqueológico y geológico

Estamos convencidos de que la confirmación de estas marcas de zarpazos hará merecedora a la cavidad que las alberga de algún tipo de estudio y de medidas de protección para preservar su conservación. De cualquier modo, dado los constantes descubrimientos espeleológicos, arqueológicos, paleontológicos e hidrogeológicos que se suceden ininterrumpidamente dentro de las cavidades del Bajo Deba, creemos que es inaplazable poner en valor nuestro paisaje kárstico, y nada mejor para ello que desarrollar la Ruta del Karst que ya viene contemplada en el proyecto del Geoparque de la Costa Vasca. En la actualidad, nuestro geoparque se ciñe casi exclusivamente a la Ruta del Flysch y no aprovecha los valores del Karst de Arno y del Karst de Izarraitz que, curiosamente, van creciendo a nivel exponencial según avanzan sus investigaciones. No debemos olvidar que solamente a nivel hidrogeológico el paisaje kárstico del Bajo Deba tiene un valor incalculable desde el momento que Elgoibar, Mendaro, Mutriku, Deba e Itziar, además de sus polígonos industriales, se abastecen de sus aguas subterráneas, algo que de por sí justificaría una intervención más decidida en su conservación. Si a ello le sumamos más de medio centenar de cuevas arqueológicas, las pinturas rupestres más importantes del País Vasco, más de 500 cavidades catalogadas entre cuevas y simas, varias decenas de simas de entre 100 y 500 metros de profundidad, 9 cavidades kilométricas, 50 kilómetros de galerías exploradas y 9 ríos subterráneos estudiados, el resultado nos lleva a comprender que simplemente con el patrimonio kárstico del Bajo Deba conocido a día de hoy se podría justificar un Geoparque del Karst del Bajo Deba. En opinión de los espeleólogos del Morkaiko, un elemento clave de este geoparque sería la localidad de Mendaro, por ser la puerta del Karst en el que se inician las calizas, concretamente en la ya conocida colina caliza de Aizkoltxo a nivel internacional. Para ellos en Mendaro se debería situar el centro de interpretación del karst del Bajo Deba que serviría para dar a conocer nuestro paisaje kárstico y promover su protección y estudio. A su vez, la Ruta del Karst del Bajo Deba potenciaría el turismo de toda la comarca, especialmente el turismo rural, ya que el karst se adentra en su interior y abandona el ámbito de la costa. Por ello, también piensan que Elgoibar debe formar parte del Geoparque de la Costa Vasca dentro de la Ruta del Karst ya que, además de poseer en el entorno de Momiola la primera colina kárstica y las primeras cavidades del Karst de Izarraitz, podría contribuir con otros elementos como el Karst de Erreketa, la estación dolménica de Karakate, el Poblado de la Edad del Hierro de Moru y el Museo de Minerales y Fósiles Mufomi. Incluso ven conveniente la apertura de una oficina de información y turismo en Elgoibar que aglutinaría y potenciaría la oferta turística de la zona o contribuiría a crearla.

Vista del interior de la sima de Atxuri ascendiendo hacia su boca superior.

A lo largo de más de 4 décadas de actividad espeleológica han sido varias las propuestas de los espeleólogos de Elgoibar para dar a conocer nuestro paisaje kárstico. Ya en 1992 presentaron en el ayuntamiento de Mendaro la propuesta de abrir al público la sima de Arrazto, la única cavidad que a su parecer reúne las cualidades necesarias para ser una cavidad turística, pero ha sido en 2018 cuando han recogido la totalidad de esas propuestas para desarrollar el turismo del karst en el Bajo Deba en su libro “Bajo el suelo de Mendaro por sus cuevas y simas. De entre ellas podemos destacar los itinerarios kársticos, la creación de un albergue espeleológico para espeleólogos y montañeros y la apertura de vías ferratas. Concretamente, la vía ferrata de la Peña de Atxuri permitiría escalar sus 100 metros de pared ascendiendo su primera mitad hasta una boca que se abre en el fondo de la sima de Atxuri, por lo que el ascenso de los siguientes 50 metros hasta la cresta de la Peña se realizaría a través de la sima. En realidad sería una vía ferrata mixta, con un recorrido exterior y otro subterráneo, una mezcla de escalada y espeleología.

©Morkaiko Leizarpe Espeleologia Taldea (27-V-2021)

Fotografías ©Morkaiko Leizarpe Espeleologia Taldea